Lo de los atascos, aunque la gente no se lo crea, da para mucho. Sobre todo cuando uno viaja acompañado de toda la prole. Como padre de hijo adolescente, estoy acostumbrado a que me digan todas las características técnicas de un coche (marca, modelo, cilindrada, velocidad punta, aceleración…) con tan solo oír el ruido de un motor
Estamos pensando en llevarle a un concurso a ver si nos saca de penas a toda la familia
De manera que cuando el otro día se puso a nuestro lado un bemeuveseriechachiguay me enteré, que pasaba de 0 a 100 en seispuntosiete segundos
O en sesenta y siete segundos vaya usté a saber
La mediana (M), más inquisitiva ella, preguntó que qué significaba eso.
− Pues que pasa de 0 a 100 km/h en seispuntosiete segundos
− ¿Y qué quiere decir 100 km/h? – pregunta la pequeña
Lo más bonito del mundo, y quien diga lo contrario le parto la cara.
− Pues que en una hora recorremos cien kilómetros − siguió el mayor, (H) , todo seriedad él.
− ¿Papá? ¿falta mucho para llegar?- pregunta M.
− Unos 115 km – le contestó el mayor.
Obviando el pequeño detalle que él no es papá, pero las hormonas, y el deseo de convertirse en macho alfa, juegan estas malas pasadas.
Silencio
− Entonces, − sigue la mediana – nuestra velocidad media es de 80 km/hr
− Pues claro, boba – responde el mayor
¡Ay! ¡esas hormonas!
− Entonces a este ritmo, – lo del este con cierto recochineo ya que llevábamos parados más de cuarto hora − en una hora y media llegamos a casa.− apuntilla la mediana con cierta dosis de mala lecha.
Semejante comentario produjo una serie de incidentes en cadena dentro del coche…
De entrada carcajada general, cara de estupor del mayor, que se había visto superado una vez mas (y van unas cuantas miles) por su hermana más pequeña, pícara sonrisa de la conductora, mi mujer, e inicio de típica bronca adolescente… para discutir lo que era la velocidad...
y su posible relación con el tocino…
Más o menos la discusión iba por estos derroteros, omitiendo los típicos epítetos de cariño que se lanzan dos hermanos adolescentes
Para poner la conversación a en su salsa, podéis saltear el diálogo con un bobo, tonto, chulo, pareces memo, bonita cada dos palabras
H: Una cosa es la velocidad media, y otra la velocidad instantánea
M: Ah ¿sí? ¿Y qué diferencia hay?
H: La velocidad es el cociente entre el espacio recorrido y el tiempo empleado en recorrerlo.
Cualquier excusa es buena para dejar claro que él sabe más que su hermana
H: La primera se mide dividiendo la distancia que has recorrido entre el tiempo que has empleado en recorrerlo
Por si no había quedado claro la primera vez.
H: y la segunda en un instante.
M: ¿Y qué distancia se recorre en un instante?
Recálquese lo de instante.
H: ¿En un instante? Ninguna.
Respuesta rápida y sin pensar. Las hormonas, again
M: Entonces, si no recorres ninguna distancia, estás parado, y tu velocidad siempre es cero
Llegados a ese punto, mirada sorpresiva de mamá a papá y viceversa (afortunadamente seguíamos parados) Para nuestra tranquilidad, posteriormente supimos que unos días antes en el Colegio, le habían hablado de la paradoja de Aquiles y la tortuga…
H: (Silencio) Epíteto (Silencio)
Touché again…
(Continuará, no sé cuando, pero continuará)
3 comentarios:
Ya puedes darte con un canto en los dientes de que lo que compitan por saber sea física elemental, y no la alineación del Madrid en el último partido o, peor aún, el mejor truco para acabar una misión de Call of Duty.
Y pedir a un adolescente que sea capaz de definir la velocidad instantánea es abusar. Díselo a la pequeña de mi parte. Y de paso, a Aquiles, a ver si se entera de una vez.
Es usted un morboso.
Nunca pensé que fuera tan entretenido estar atrapado en un atasco. Tendré que probarlo con mi hija adolescente...
Un abrazo
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