viernes, 6 de mayo de 2011

El arte de cogérsela con papel de fumar

La primera reacción,  muerto el perro se acabó la rabia, del Gobierno español con respecto a la muerte de Bin Laden es cuando menos sorprendente. Por lo visto el Sr. Zapatero aprobaría enviar un comando allá donde se encuentre Josu Ternera y ejecutarlo in situ.

La segunda,  me gustaría haber visto a Bin Laden delante de un tribunal, es aún mejor.  Si el ejercito de los EEUU detiene con vida a Bin Laden, lo que corresponde es entregar a las autoridades pakistaníes al susodicho y cursar la correspondiente orden de extradición. No hay que ser miembro del Tribunal Supremo para darse cuenta que la detención es a todas luces ilegal y por lo tanto habría que poner inmediatamente en libertad al acusado. Eso por no hablar del pequeño inconveniente que supondría tener a un Bin Laden vivo y detenido: suicidas secuestrando desde autobuses a aviones, pasando por colegios llenos de niños y amenazando con volarlos si no liberan a su líder. De manera que, por si alguien aún no lo tiene claro, la película de los hechos es la siguiente:
  1. Entran en la casa
  2. Se cargan a todo lo que se menea
  3. Sacan de la cama al bueno de Osama (por la hora lo más probable es que estuviese sopa)
  4. Comprueban su identidad
  5. Se lo cargan.
  6. Fin de la historia.
Algunas aclaraciones. ¿Sabían algo las autoridades de Pakistán del operativo? Eso se sabrá dentro de 50 años. Desde luego ahora, si lo sabían, no lo van a reconocer por temor a desórdenes internos.

¿Qué hacemos con la foto? A estas alturas dará igual si se publica o no. Lo único que podría probar es que los disparos fueron hechos a quemarropa, y para los conspiracionistas siempre estará retocada con photoshop.

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