lunes, 9 de enero de 2012

¿Corrupción institucionalizada o generalizada?

En el anterior post, Lansky decía que la corrupción en España está generalizada, mientras que yo sostengo que lo que está es institucionalizada. Aprovecho que soy el dueño del blog para explicar mi postura.

Creo que la obligación de la clase política es, a través de las diferentes administraciones, cuidar por el bien común de los ciudadanos.

Si no recuerdo mal, es lo que los romanos llamaban la res publica

Para conseguir este bien común los legisladores hacen leyes que los ciudadanos tenemos la obligación de cumplir y el Estado de hacer cumplir. Pero, ¿qué ocurre cuando estas leyes son manifiestamente injustas o absurdas? No hace falta irse muy lejos para encontrarse con algunos ejemplos, Como puede verse, el radar de la foto:


está situado en una autovía inmediatamente después de la señal y, como podrán suponer es más que eficaz cazando a conductores que circulen a la temeraria velocidad de 100 km/h en una vía, supuestamente, rápida.

Para mi el concepto de corrupción va más allá de la definición del diccionario de la RAE:
En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
Para mi la corrupción es, además, todo comportamiento o actuación que vicia o adultera las normas que buscan ese bien común aunque sea de acuerdo con la ley.

Tendemos a olvidar que el que algo sea legal, no quiere decir que sea ético.

Vayamos al ejemplo anterior. Para evitar accidentes se fijan velocidades máximas. Para poder castigar a aquellos que incumplen esta norma, poniendo en peligro la vida de los demás, el Estado pone radares y cámaras de fotos. Entiendo que ese comportamiento es legítimo porque busca el bien común. Pero cuando, como en la foto, el radar se pone inmediatamente detrás de la señal y no consta que en esa zona se produzcan accidentes por ir a 100 km/h es evidente que su fin es la recaudación. Hay, por lo tanto, un prostitución de la norma y, por lo tanto, corrupción.

Sigamos. Parece lógico que alguien que deje su trabajo para dedicarse al servicio público al finalizar ésta, se le indemnice de alguna manera para tenga tiempo de reincorporarse a su actividad sin merma de sus ingresos. Pero cuando se permite; que los políticos compatibilicen estas no solo una, si no a veces hasta varias indemnizaciones, o pensiones, por cesar en cargo público, con otro sueldo ya sea público o privado, se vuelve a prostituir la norma y, de nuevo hablaríamos de corrupción.

Volvamos al caso Urdangarín. ¿Si vuestro padre, el rey, tuviese un comportamiento ejemplar, consentirías alguno que vuestro cónyuge pusiera en peligro la Corona? Urdangarín y la infanta Cristina se han limitado a repetir lo que ha visto en su entorno, cobrar comisiones millonarias por informes y gestiones inexistentes. ¿Cobra el SM. D. Juan Carlos I comisiones millonarias? Bueno, dejo al avezado lector dos ejemplos para que pueda sacar sus propias conclusiones:

Les ruego que escuchen esta entrevista a Roberto Centeno, consejero delegado de CAMPSA a finales de los 70. Lo verdaderamente jugoso está del minuto 20 al 26, donde el entonces ministro le abronca por meterse en negocios en los que únicamente podía estar Manuel de Prado y Colón de Carvajal

También está este otro párrafo:
La última de estas operaciones tiene que ver con el fabuloso contrato -6.736 millones de euros- logrado por un consorcio español liderado por Adif y Renfe para construir el tren de alta velocidad entre Meca y Medina, donde los servicios del Rey han resultado claves ante el monarca saudí para inclinar la balanza a nuestro favor frente a la durísima competencia francesa, y en la que, al parecer, se han trasegado comisiones de hasta tres dígitos en millones de dólares.
extraído de El Rey y su yerno Urdangarin, de Jesús Cacho.

Si alguien quiere más ejemplos de corrupción diaria, se los puedo dar sin problemas, pero el hecho es que de lo más pequeño a lo más grande, de lo cotidiano a lo excepcional la clase política de este país, de reyes a villanos, han hecho de la corrupción su inseparable compañera de juegos. Por eso defiendo que aquí la corrupción está incrustada en todas las instituciones, i.e. está, desgraciamente,  institucionalizada.


P.D. De los bancos, hablaremos mañana.

5 comentarios:

Vanbrugh dijo...

Cuando en tu anterior post calificaste de 'institucionalizada' a la corrupción de este país, yo lo entendí como una mera figura literaria con la que enfatizabas lo muy extendida que estaba y lo muy arraigada en los hábitos de todas las instituciones, cosa que, desgraciadamente, no parece que nadie pueda discutir.

Lansky, sin embargo, objetó el empleo del adjetivo, señalando que 'institucionalizada' es solo la corrupción en las dictaduras. Esa objeción me ha hecho pensar un rato, y ya se sabe que eso siempre trae malas consecuencias.

En el sentido más restringido hablamos de corrupción cuando los gobernantes o sus secuaces, protegidos y favoritos aprovechan su posición privilegiada respecto del erario para desviar parte de él en su provecho, por unos u otros medios. Esto puede suceder en democracias y en dictaduras, y en mayor o menor grado, y por eso creo que hablando de esta corrupción en sentido restringido el adjetivo 'institucionalizado' es mera retórica y no se refiere a una distinción cualitativa, sino solo cuantitativa: mucha corrupción.

Pero en un sentido más amplio, es decir, si la existencia de democracia, respeto a los derechos humanos y otros lujos occidentales que las dictaduras niegan con su sola existencia se incluye dentro de ese bien común que debe buscar el estado, entonces sí, claro, una dictadura es corrupta por su propia esencia, aunque ninguno de sus gobernantes se meta en el bolsillo ni un céntimo de dinero destinado a otros fines (cosa bastante improbable, por otra parte). Es, efectivamente, la propia institución, la dictadura, la que supone una corrupción por su propia naturaleza. Ese sería el significado más específico y profundo de 'corrupción institucionalizada', y podría aplicarse a las democracias solo en la medida en que sus instituciones atentaran también contra los principios democráticos y contra los derechos de los ciudadanos. En este segundo post citas un par de ejemplos que parecen incurrir en este supuesto. Solo por ellos pienso, como tú, que podríamos hablar en España de corrupción institucionalizada. Pero, desgraciadamente, no me parecen los más graves. En la medida en que restringe derechos de los ciudadanos -el derecho de optar a la jefatura del Estado, por ejemplo: o el principio constitucional de igualdad de TODOS los ciudadanos ante la Ley- la institución misma de la monarquía podría considerarse corrupción, y otro tanto cabe decir de la existencia de distintas comunidades autónomas con distintas regulaciones legales que en muchos casos afectan de diferente modo a derechos fundamentales. Por no hablar de la regulación legal del poder judicial, que en mi opinión atenta directamente contra el princio de separación de poderes. Creo que, sin buscar mucho, el ordenamiento institucional español contiene casos monumentalmente flagrantes de lo que, en el sentido más amplio y lanskiano de la palabra, considero corrupción institucionalizada.

Lansky dijo...

Todo es un asunto de definiciones, empezando por tí, que das en tu segundo párrafo una definición propia y ad-hoc de corrupción... de modo que así se puede demostrar cualquier cosa. Pero el lenguaje se basa en compartir definiciones comunes y aceptadas, amigo mío. Institucionalizar es crear una institución para cierto fin, en este caso para la corrupción o para corromper; en las dictaduras la institución que corrompe (y que reprime) es la propia dictadura (y nadie fuera de ella puede ejercerla, de ahí que los fachas digan que entonces la cosa era mejor, no como ahora que corrompe todo dios), pero en las democracias, por muy de paripé que sean, son otras instituciones y con otros fines declarados o reales los que 'ocasional o frecuentemente' se corrompen, por lo que dificilmente se puede hablar de corrupción institucionalizada, incluso cuando es muy frecuente o generalizda.

Pero no espero haberte convencido claro, tu dictas tus definiciones, que para eso estás en tu blog

Un saludo

Numeros dijo...

Lansky En cuanto al tema de las dictaduras, no creo que haya nada que discutir, porque todos estamos de acuerdo. En el resto, afortunadamente para mí, Vanbrugh me ha hecho el trabajo:

Ese sería el significado más específico y profundo de 'corrupción institucionalizada', y podría aplicarse a las democracias solo en la medida en que sus instituciones atentaran también contra los principios democráticos y contra los derechos de los ciudadanos

¿Que el término institucionalizada no es el más apropiado?. Pues, probablemente; pero para mi generalizada se queda corto cuando es la propia administración la que atenta contra los derechos de los ciudadanos. ¿Alguien propone un término mejor?

Pero no espero haberte convencido claro, tu dictas tus definiciones, que para eso estás en tu blog. Sinceramente, creo que el lema del blog responde sobradamente a esto.

Numeros dijo...

Vanbrugh Pues lo has clavao. Los ejemplos que has puesto son aún más claros de la corrupción institucionalizada, (con el permiso de Lansky ;-) ), a la que me refiero.

Lansky dijo...

pues qué quieres, el termino 'institucionalizada' no me parece el adecuado; abusiva, generalizada, frecuente, sí, y ya expliqué´por qué