jueves, 13 de septiembre de 2012

¿Qué hacemos con Cataluña?

Quizás por soy un egoísta hijo de puta y la palabra solidaridad no figure en mi diccionario, he de confesar que la independencia de Cataluña me importa aproximadamente lo mismo que la de Sudán del Sur.

No obstante he de confesar que estoy un poquito harto de este culebrón interminable que es la relación Cataluña vs resto de España y me pregunto si no sería mejor para todos plantear de una puñetera vez la pregunta:

¿Independencia? ¿SÍ o NO?

Naturalmente con dos condiciones
  1. La independencia sería TOTAL. No sea que vaya a pasar lo mismo que con esos chavales que se van de casa pero que los fines de semana vuelven a comer a casa de sus padres, le llevan a mamá la colada y de paso les piden que les avalen la compra del piso.
  2. Irreversible. Si de aquí a unos años están como la República Turca de Chipre, que se lo hubieran pensado antes.
Porque verán eso de ser independientes está muy bien, pero cuando se consigue, uno, de repente, descubre que los calzoncillos sucios que dejó la noche anterior no aparecen limpios y en su cajón al día siguiente por arte de magia.

Lo malo es que los nacionalismos, y los nacionalistas, sufren de ombliguismo agudo, y no son conscientes no solo de que el Sol no sale para alumbrarles a ellos, sino que además al resto de la humanidad les importan una miércoles.

Por ejemplo si mañana Cataluña se declarara independiente, pasaríamos a tener con ella la misma relación que tenemos con Albania (país europeo, que no pertenece a la Unión Europea) o con Marruecos (país vecino). En consecuencia, y por poner un ejemplo muy simple, el Barcelona F. C  pasaría a jugar su propia liga de fútbol. Y aquí, en esta chorrada, es donde ya empiezan las fantasías ombliguistas de los nacionalistas, porque según ellos "el Barça podría escoger en qué liga jugar". Pues va a ser que no, ya que el fútbol es un negocio y, a día de hoy, el dinero está no en el taquillazo que le supone a cualquier club recibir la visita del Barça, sino en la Champions, y dada la igualdad existente entre todos los equipos de la liga española1 todos preferirían una liga donde, a efectos prácticos, hubiese en juego una plaza más para Europa.

De manera, que no estaría de más que los políticos nacionalistas empezasen a decir algunas de las verdades del barquero al pueblo catalán, como por ejemplo:

  1. La independencia supondría la expulsión de la Unión Europea, de manera que vuelta a las fronteras con Francia y el resto de España. 
  2. Merkel no iría de rodillas al Palau Sant Jordi, para suplicarles que entrasen en la Unión, y tendrían que ponerse a la cola detrás de ¿Bosnia-Herzogovina, Kosovo?, y sólo después de haber demostrado que cumplen todos los requisitos
  3. Vuelta a los aranceles. Ahora la prioridad de España no sería proteger ni el cava ni los vinos catalanes, sino el champagne francés y los vinos del resto de España y de Europa. ¿Qué tal si empezamos con arancel del 50%?
  4. Lo mismo para el resto de los productos ya sean alimenticios o industriales. ¿Cuánto tardaría en llevarse Volkswagen la fabrica de Barcelona si sabe que sus productos van a tener unos aranceles desorbitados?
  5. Creación de unas Fuerzas Armadas propias (tierra, mar y aire). A menos que quieran que los pecadores españoles y franceses esquilmen su plataforma continental.
  6. Representación diplomática en todos los países del mundo y en todas las instituciones internacionales, desde la ONU hasta la FIFA.
  7. Del deporte ya hemos hablado. ¿Podría el Barcelona pagarse esa plantilla a base de jugar solo contra el Gimnastic? ¿Cuánto tardarían Messi et al en buscarse otros aires más favorecedores2?.
Luego habría otras cuestiones de tipo práctico legal. Si Cataluña puede declararse independiente de España mediante un referéndum, ¿podría, por ejemplo, el Valle de Arán independizarse de Cataluña del mismo modo? ¿Y el Maresme? ¿Y la calle Balmes? ¿Dónde ponemos el límite?

Que quede claro que si mañana Cataluña se declara independiente, no seré yo quien salga a defender la inquebrantable unidad nacional, aún a sabiendas de que hay muchos catalanes de que no partidarios, ni de lejos, de la independencia, pero sinceramente estoy más que harto de oír sandeces, mentiras y de como los nacionalistas siembran el odio (la quema de banderas es un buen ejemplo) hacia todo lo que suena a España.

Se quejan de que el resto de España roba a Cataluña en el tema de los impuestos. Cataluña NO paga impuestos, los pagan los catalanes y, en este país, los impuestos son progresivos de manera que si ganas 10, pagas 1; pero si ganas 20 pagas 2,5.

Como la renta per cápita de los barceloneses es superior a la de los, digamos, sorianos los primeros, en su conjunto pagan más que los segundos, pero hasta donde sé, y si estoy equivocado agradeceré que me corrijan, alguien que en Barcelona gana 20, paga lo mismo que alguien que en Soria gane 20.

También se quejan los catalanes de que ellos pagan autovías que a los demás nos resultan gratis, pero olvidan que esto se debe al modo que ellos eligieron tenerlas. Podrían haber esperado a tenerlas cuando les hubiese tocado, pero prefirieron tenerlas haciéndolas de peaje. No parece ni lógico ni justo que ahora se quejen cuando, durante muchos años, la única región de España que tenía una red decente de autopistas y autovías era Cataluña, lo que sin duda favoreció su desarrollo.

De manera que independencia SÍ, y que dejen de dar el coñazo de una vez por todas, pero con TODAS sus consecuencias.







(1): A excepción del Madríd y del Barça.
(2): Estoy seguro que a más de uno le importa más este punto que todos los anteriores.

2 comentarios:

Juan de Juan dijo...

La imagen de los pecadores españoles esquilmando las costas de Cataluña mientras,supongo, Rouco Varela los llama a la moderación, es cojonuda :-DDD

Lansky dijo...

Remedando un viejo cartel de alistamiento de los 40 en USA: no te preguntes qué puedes hacer 'con' Cataluña; mejor pregúntate qué va a hacer contigo (y los demás) Cataluña.